jueves, 9 de diciembre de 2010

La educación es un derecho no una mercancía

Uno de los temas que eluden los candidatos es el problema de la educación. Se oculta que en Colombia la mayor parte del aparato educativo es privado, costoso y la formación es de pésima calidad. Aunque sea una obsesión de los padres de familia pagar el estudio de sus hijos, con la ilusión de que eso les garantice un mejor futuro, sólo una educación gratuita, plena y adecuadamente financiada por el Estado, de libre acceso a todos los niveles, y bajo el control de los trabajadores, será un factor de superación del atraso económico, de realización personal y democratización de la ciencia, el deporte y la cultura al servicio del bienestar social.
Los trabajadores y los pobres exigen educación
El paro de educadores, estudiantes universitarios y secundarios en Colombia durante el mes de mayo, la protesta de estudiantes de secundaria en Chile contra la ley general de educación y por el no pago del formulario para entrar a la Universidad, las luchas estudiantiles en Francia en defensa de la educación pública contra el Contrato de Primer Empleo, el levantamiento insurreccional de maestros en la provincia de Oxaca en México, o las protestas de los docentes en Argentina, tienen en común la lucha por impedir que la educación se consolide como un negocio luscrativo para las trasnacionales. Las actuales políticas educativas impulsadas por el Banco Mundial (BM) y la Unesco desregulan el servicio público de la educación para no estorbar al juego del libre mercado. En éste, hay que reducir el aparato estatal y la burocracia, “sanear las finanzas públicas”, privatizando toda actividad que pueda desarrollarse como negocio privado, pero al mismo tiempo propugna por una fuerte centralización que le permite al estado y los monopolios de la educación nombrarse educadores del pueblo. Es un modelo que no sustrae a la educación de toda influencia del gobierno y la iglesia.
Eliminar las conquistas, un trabajo difícil para el imperialismo
Eliminar de tajo dos siglos de desarrollo y formación del sistema educativo contemporáneo no ha sido fácil para el neoliberalismo. Desmontar dos siglos de educación pública, infraestructura a cargo del Estado, de conquistas económicas y políticas de los maestros, de derechos educativos adquiridos a través de la lucha de clases, tiene sus costos económicos, sociales y políticos. Aun así, las políticas educativas del imperialismo han colocado a la educación pública, en todos los países (en los niveles de básica, media y superior) en serios aprietos. El BM y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), emplean estrategias como privatizar parcialmente presentándolas como mejoras en la calidad del servicio. Se imponen formas de evaluación que ponen a competir a las instituciones públicas con las privadas, el financiamiento con bonos o bouchers escolares, promoviendo la autonomía y la racionalización de la planta y una mayor productividad del docente implementando la lógica de la empresa privada. Se contratan con ésta diversos tipos de servicios como comedores, vigilancia, contabilidad, pruebas, evaluaciones por competencias, etc. y finalmente, promoviendo despidos y diversos regímenes de contratación entre los docentes. Toda esta política de desmonte de la educación pública se esta implementando en Colombia desde el año 1989.
El desmonte de la educaciónpública en Colombia
En donde más ha avanzado el plan es en el desmonte de las conquistas de los docentes, en el debilitamiento de las organizaciones sindicales y en la penalización de la protesta. El desmonte durante más de diez años del estatuto docente (Decreto 2277), lento pero constante, se concretó con la ley 715, el nuevo estatuto docente (Ley 1278) y el nuevo escalafón docente (ley 1313). Hoy existen diferentes regímenes laborales, los docentes bajo el escuálido 2277, los docentes bajo el 1278, los provisionales, los maestros por contrato a 10 meses que laboran en los colegios en concesión o los maestros que se contratan a través de bolsas de empleo. La racionalización de la planta ha significado el hacinamiento en muchos colegios y una mayor sobreexplotación del docente. Esta política es la que vienen impulsando el gobierno de Uribe y el alcalde de Bogotá, Lucho Garzón. Su secretario de educación Abel Rodríguez, en el Plan Sectorial de educación "Bogotá: una Gran Escuela", destaca que “el mayor uso de la capacidad instalada y el aumento de la carga laboral de los docentes, logrados mediante la racionalización del servicio, se constituyeron en los mayores generadores de nuevos cupos escolares”.
Se han privatizado todos los servicios complementarios: seguridad, limpieza, servicio a jóvenes en situación de riesgo, transporte escolar, comedores comunitarios y la evaluación por competencias. El modelo ideal para el funcionamiento de las instituciones educativas es el que proporciona la empresa capitalista y por tanto el énfasis ya no está en los procesos educativos sino en el control del tiempo de los docentes, en el aumento de los alumnos por aula y en la introducción de mecanismos de gestión tipo empresarial. Por tanto las instituciones en sus distintos niveles deben ahora organizarse como empresas prestadoras de servicios educativos “los factores del proceso educativo como insumos y la eficiencia y productividad como criterios principales de decisión”.
Es contra este proceso de desmonte de la educación pública que debemos movilizar a toda la comunidad educativa presentándoles un programa revolucionario.
Por educación gratuita y de calidad
Contra el proyecto privatizador neoliberal los maestros socialistas impulsamos un programa opuesto por el vértice al del PDA, que se limita a aplicarlo, atenuándolo con algunas políticas asistencialistas. Por ello proponemos las siguientes medidas:
1- La educación pública está hoy amenazada por las políticas neoliberales de privatización y descentralización del sistema educativo. Exige de nuestra parte y de los trabajadores, en especial de los maestros, que nos coloquemos a la cabeza de las comunidades educativas y luchemos por la defensa de la educación pública, laica, científica, financiada por el estado, sin intermediarios, gratuita y obligatoria en todos los niveles. No al sistema de “bouchers” que convierte la educación en una mercancía y fomenta la privatización.
Los tratados de libre comercio, la privatización de la educación y el desmonte de la educación pública se dan en el marco de convertir la educación en una industria capitalista de explotación intensiva. En Colombia, hacia allá apuntan la Ley General de Educación, el Acto Legislativo 01 de 2001 y la Ley 715 con sus decretos reglamentarios.
2- Ruptura de todos los pactos y acuerdos con organismos culturales, educativos y financieros internacionales que imponen el modelo neoliberal de la educación por competencias al servicio de la explotación capitalista. Ruptura inmediata con la Unesco, el BM y el BID. No al control y administración del conocimiento y la información por el BM. Ruptura con las políticas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que está imponiendo a todos los países pobres derechos ejecutables para comerciar con los servicios, en particular con la educación.
3-Por escuelas técnicas y tecnológicas, combinadas con las escuelas públicas. No al cierre de colegios de básica y media para crear instituciones de educación media técnica. Dotación de todas las instituciones educativas del estado de acuerdo a los adelantos de la ciencia y la tecnología. No a la calidad centrada en los resultados y la eficiencia. No a la racionalización de la planta. No más hacinamiento. Aulas suficientes y especializadas. Evaluaciones de la educación para determinar necesidades de capacitación y profesionalización de los docentes y no como mecanismos de sanción y de exclusión, sólo así se podrá evaluar la idoneidad y el desempeño de los docentes.
4- Por un solo régimen laboral docente, echemos abajo el nuevo Estatuto de Profesionalización Docente (1278). Defensa y extensión de los derechos laborales y prestacionales para todos los maestros. Nombramiento inmediato para todos los docentes provisionales. Servicios médicos prestados directamente por el estado. Por un aumento salarial del 50% para todos los trabajadores de la educación.
5- No al cobro generalizado a los estudiantes de las universidades públicas, echemos abajo el articulo 38 del Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010. No a la implementación del modelo por competencias. Lo que se busca con esto es fusionar facultades para eliminar cargos y sobreexplotar a los docentes y a los trabajadores de la educación, debilitar a la universidades públicas para luego venderlas, cerrarlas o entregarlas en concesión como ya se está haciendo con la educación básica y media.
6- Por plenas libertades políticas y sindicales para todos los docentes y trabajadores de la educación. No más asesinatos de docentes y luchadores del pueblo. Castigo a los culpables de los asesinatos de dirigentes obreros populares, docentes y estudiantes. Por el derecho de los trabajadores a organizarse y a defender  sus organizaciones.
7- Por organizaciones sindicales para la lucha, no para la concertación. Cada día son más los docentes que no están organizados por la negativa de FECODE y sus sindicatos regionales a organizarlos y luchar. A los maestros provisionales, nuevos (bajo el 1278), por contrato en colegios en concesión o en convenio, al no estar organizados y no negociar colectivamente, el gobierno les impone prestaciones sociales y salarios de hambre. Este sector de docentes es el que hoy esta luchando y en relación con ellos es necesario tener una política permanente en pro de su organización, defensa de sus derechos y politización.
Los sindicatos no son fines en sí, sino instrumentos al servicio de la lucha: por esto debemos impulsar la unidad de todos los trabajadores de la educación y trabajadores en general en una sola central sindical y en sindicatos únicos de industria, pero con una política para la movilización, no para la concertación.
8-Por un programa de transición. Nuestro programa no puede limitarse a los puntos anteriores, también defiende el futuro de los trabajadores, que no es otro que la lucha por la destrucción del sistema capitalista y la construcción de una nueva sociedad, el socialismo. Por un gobierno de los trabajadores, los sectores populares y los campesinos, para que implemente y consolide todas esta propuestas
Carlos Flores

Tomado de "El Socialista"

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